En Excelente Compañía, cada botella encierra algo más que mezcal: lleva consigo el alma de quienes lo elaboran....

Transformar el agave: legado, fuego y maestría
Nuestros Compañeros, los maestros mezcaleros, no solo producen mezcal: lo cultivan con respeto, lo guían con paciencia y lo forjan con fuego. Cada botella es testigo del compromiso con una tradición que no ha perdido su alma.
De la piña al vaso: el proceso artesanal
Detrás de cada sorbo, hay un camino de dedicación que comienza en los campos de agave y termina en tu copa. Este es nuestro ritual:
1. Selección del agave: legado en la tierra
Cada agave es cultivado durante años bajo el sol oaxaqueño. Solo cuando alcanza su madurez natural, entre los 7 y 12 años, es cosechado cuidadosamente a mano, honrando los ciclos de la tierra.
2. Cocción con fuego: despertar de los sabores
Las piñas se cuecen en hornos cónicos de piedra, alimentados con leña seleccionada. Este paso despierta aromas intensos, sellando el carácter ahumado que define al mezcal tradicional.
3. Molienda ancestral: fuerza y corazón
Una tahona de piedra, arrastrada por bestia o por manos dedicadas, rompe la fibra del agave cocido. Aquí comienza la transformación: cada giro es memoria, cada fibra molida es historia viva.
4. Fermentación natural: el alma se forma
En tinas de madera abiertas, la fermentación ocurre gracias a las levaduras silvestres del entorno. Sin aditivos ni prisa, dejamos que el tiempo haga su parte y moldee el sabor único de cada lote.
5. Destilación con maestría: precisión y tradición
Usamos alambiques de cobre o barro, según la escuela del mezcalero. La destilación no sigue una fórmula: se guía por el oído, el aroma y la experiencia. Aquí, el mezcal encuentra su espíritu final.
Cada gota, una historia que se honra
En Excelente Compañía, cada botella de mezcal es un acto de respeto. No solo por la bebida, sino por todo lo que representa: la tierra, los ancestros, el fuego y los Compañeros que mantienen viva esta tradición.
¿Te atreves a probar la historia?
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