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El alma del agave: tradición en Oaxaca

En Excelente Compañía, creemos que el mezcal no se produce, se cultiva con respeto, se cuida con manos sabias y se honra con cada sorbo. No es solo una bebida: es una ceremonia en la que participan la naturaleza, el fuego y la herencia de nuestros Compañeros, los maestros mezcaleros.

De la piña al vaso: el proceso artesanal

El viaje del agave comienza mucho antes de llegar a tu copa. Detrás de cada botella hay un proceso artesanal que resiste al tiempo y a la industria, donde cada paso se realiza como lo hacían nuestros abuelos.

1. Cosecha paciente

Nuestros Compañeros esperan hasta una década para que cada agave alcance su madurez. Esta espera garantiza un sabor profundo, noble y auténtico.

2. Cocción en horno cónico

Las piñas se cuecen bajo tierra con piedras calientes y leña de mezquite o encino. El calor y el humo revelan notas ahumadas únicas que caracterizan a nuestro mezcal.

3. Molienda tradicional

Ya cocido, el agave se muele con tahona —una rueda de piedra movida por bestia o a mano—, desmenuzando la fibra y liberando su dulzura.

4. Fermentación silvestre

La pulpa se coloca en tinas de madera donde las levaduras naturales del entorno hacen su magia. No se agregan químicos ni levaduras industriales: la naturaleza dicta el ritmo.

5. Destilación sagrada

Finalmente, el mosto se destila en alambiques de cobre o barro. Este paso, dirigido por el oído, el olfato y la experiencia del mezcalero, define el espíritu de cada lote.

Más que mezcal, un ritual con historia

Cada vaso de Excelente Compañía encierra siglos de sabiduría, respeto por la tierra y un profundo sentido de identidad. Es Oaxaca en estado líquido.

Te invitamos a acompañarnos en este viaje de origen, sabor y alma.

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